El Hacker: Alimentando ratas
El Hacker nació con este espíritu de limpieza del mundo de la lucha libre, para que haya menos suciedad.
Y ése será mi propósito hasta el resto de mis días en este planeta y en los que tengamos que descubrir. Por lo tanto, sigamos acabando con la corrupción.
Ya hablé de los comisionados ratotas que pululan en las arenas. Hoy toca el momento de los luchadores que, si bien, son la materia prima, también se pasan de chistosos.
En términos de números, les puedo asegurar que el 60% de los luchadores son una bazofia, independiente del personaje que desarrollen. Vamos, no saben ni hacer un tres cuartos, pero ya andan poniéndose en estelares.
No es otra especie sino la misma de siempre: luchadores moleros y de Facebook.
La primera vez que llegan a un gimnasio de lucha, si es que lo hacen, pues se presentan curiosos de lo que se está poniendo en la clase porque siempre han sido aficionados y demás.
Tienen que ser característicos los bracitos de perro y piernas tan torneadas que parece que van caminando de manos. Además, un pants sucio que jamás lavan, igual que las rodilleras; añadir una playera Nike o Adidas y con eso entrenan.
A los dos meses, que ya agarraron condición y se pudieron comprar algo para subir a luchar, debutan. Evidentemente que no saben pararse en un ring. De nadie aprendieron. Aún así, al ser un mole, nadie se aparece de la comisión.
Dos o tres luchas igual se pueden aventar hasta que los llevan a una función “regulada” en la que ya hay un comisionado que pide su dinero por varios conceptos. El principal es que, justamente, no llevan la licencia. 300 varotes (una garantía de un low/medium card) les cuesta el evitar una multa.
En casos recientes, no piden licencia y sólo cobran su aparición para validar la función. Se llevan buen dinero.
Pero, ¿qué gana el luchador que prefiere sacar la licencia a ganarla? Sencillo, luchas en pueblos y ranchos, donde pagan con comida o un bonito “gracias”. Al no ser buenos o no saber trabajar, pierden posibilidades de ascender a algo mejor.
Dejen de darles dinero fácil a esos ratas. Aunque algunos lo hacen de manera descarada y luego hablaré de ellos, esos luchadores que caen en las pseudo multas de la comisión, pagan por luchar.
Eso, en su respectiva medida, es corrupción que salpica a la lucha libre y que, por el bien del deporte, debemos erradicar. Pero no sólo es cosa de la Comisión y luchadores, también es de promotores que aportan un gran grano de arena. De eso les hablaré pronto.
Pero mejor ya me voy. Les dejaría mi tuiter (@ElHackerRDR) pero qué tal que me lo hackean. Bai.
*Las opiniones vertidas en esta columna son responsabilidad de su autor y no representan el punto de vista de RdeRudo ni de sus anunciantes.